- CAPITULO II



-¿Y qué?
-¿De qué?
- De tu idiotez.
-¿De la mía?
- Sí, de la tuya
- Y de la tuya ...¿Qué?
-¡Ah! ... La mía, la pobre está anestesiada por el anonimato; por el deseo insostenible de ser un ser bueno, como un buey... manso; huraña, intangible a la chusma...sin solución. ¿Y tú?
-¡Yo! ¡Me quebré! La percepción se me quedó en la mente estática, es solo una idea. Un odio sin importancia, pequeño, no te puede dañar. ¿Cómo extirparte de mi mente?
-¡Suicídate!
- Tú, eres una magdalena infanticida. Para qué apurarse, este mundo es estrecho pero justo: te eliminará a su debido tiempo, desaprobará tu vejez. Tus carnes comenzarán a vociferar, terminarán con tus aires de sobriedad, el último día se te despertará la gula y los otros seis. Tu infecundidad te protegerá ante el castigo final, ¡tu idiotez será sólo tuya! ¡no tendrás hijos!...buey manso no dejes para el último día tu rebeldía; eres en realidad un ser mitológico juzgado de antemano en los archivos de lo eterno, justifica tu existencia...¡Vive imbécil!
- No insultes.
- Incitarte a vivir no puede ser considerado un insulto.
- Está bien, no te suicides, pero trátame con respeto, con una pizca de humanidad, de hipocresía. Tu amante, solo tuya.....tu amante: la intelectual, la anormal...maniática sexual. ¡Te amo!
- La lujuria, la pasión mágica no es amor. El adulterio...quema el alma o al menos las entrañas. Tétrica realidad: una fina tortura al sentimiento. ¿Por qué no he de arrancarte de mi vida? Olvidarte, abandonarte...Pobre mía, padeces de un mal incurable: de una belleza esclavizante. Soy adicto a tu mal, sí eres anormal...loca insaciable. ¡Te amo!
-¿Qué más?
-¿De qué?
- De ti, tu trabajo...¿Está todo bien?
- Me araña el sueño ese ascenso que no viene. Dame un beso...Diez años en el mismo sitio, postrado, caminando compasivamente, repartiendo sonrisas de amor, con fama de buena gente, trabajador, soy un genio extravagante, vivo de sus sonrisas y alabanzas. ¡Excelente! ¡Fabuloso! ¡Genial!¡Qué idea! Se reserva el derecho de hacerme sentir libre, a veces me recuerda que soy humano, ahí es cuando lo odio más: corta mi imaginación, usa su fina sutileza para decirme que como hombre soy su subalterno, que como Dios no existo. Es un monstruo abominable. Me ha pedido un informe para mañana a las nueve; cien páginas sobre un tema sin solución; la salvación de todos los males de la Patria ; la cura de un mal endémico; que cambie completamente la historia, que los padres de la independencia se muevan en sus tumbas; me ha pedido que me convierta en un creador: en un ser acrisolado ¡Todos los creadores son irresponsables! ¿Verdad?..."Una solución realista a la deuda externa y sus consecuencias sociales" ese es un título para mañana a las nueve ...Odio ser el segundo director, igual si fuera el primero, me odiaría yo mismo si fuera el ministro; no tiene importancia, me basta con deleitarme en la no-existencia de lo perfecto, porque lo perfecto no es humano ¿Verdad?...Y yo creo que soy humano. Señor ministro lamento comunicarle que el informe no fue creado, eso, su excelencia, es una ¡mierda! Que no tiene solución. Le pido por lo más sagrado que no me involucre en los problemas sociales, yo existo fuera de ellos. ¡Que paguen los que se endeudaron! Que ya están muertos dice usted, pues que rematen sus cadáveres, que les saquen las muelas y los puentes de oro; que los fundan junto con las armas y las gordas chequeras internacionales; los pesen y los envíen a los acreedores; discúlpeme usted, pero no puedo pensar sobre algo exiguo. Le invito a deleitarse con la dicha de todos los ciudadanos: amémonos como nos manda la Biblia; seamos justos con nosotros mismos ¿Está de acuerdo?...Lo sabía señor, siempre lo supe, usted es un ser pecador que nos engaña a todos, usted ya tiene la fórmula: nombrarme primer consejero y déjame solucionar un problema de simple eufemismo; le felicito, realmente usted ha sido privilegiado con una inteligencia superior ¡Admirable! Ya vez así va mi trabajo, y el tuyo ¡Cómo va?
- Bien, pero cuéntame más de ti.
-¿De qué?
-¿No tienes nada más que contarme?
- No, me molesta tu insistencia....¿Qué pasa?
- Nada sólo que quiero saber todo de ti....¡Mísera existencia!...Lucero variable....¡Mentiroso!...Traidor.
-¿Qué de qué?
- Me contaron que te vieron con una hermosa mujer de ojos verdes... despreciables ojos verdes...ya entiendes...¿Verdad?
- En eso, mi amor, no hay nada de malo, era una amiga, únicamente una buena amiga. Tú en cambio, eres mi amor, por qué amargarnos con la duda de la infidelidad. Somos dos seres entregados al más noble de los sentimientos. Somos los dos últimos amantes sobre la tierra; eres mi soberana: reina de los sentimientos de mi corazón; mi ilusión de hombre maduro. Te amo...Bésame....
- Noo..¡Que te parta un rayo por mentiroso!...Vil cornúpeta..
- Por favor, los cuernos le salen al que se los ponen, no al que se los pone...
- Cínico...rumiante ¡Cornudo!...Yo te engaño desde hace mucho tiempo...ves...Tú tienes cuernos desde antes que yo...mucho más grandes y adornados...Tu ex esposa, yo, la de anoche, tu alma también te engaña y tú ni siquiera lo sabes. Naciste para ser engañado, en el fondo te gusta que te lo hagan. Tú sabes el nombre para esos hombres...¿Sí?...o te lo recuerdo.
- Imposible, por favor te...
-¡Yaaa!...¡Te callas!...Me crees una estúpida ¿verdad?, no ha olvidado tus sucias tretas: primero un discurso de moral y luego a relucir tus aberraciones sexuales, tu perversión...la pusiste a rezar de rodillas ¿Si?...Ves, todavía lo tengo presente, la primera noche contigo, violenta y deprimente con aquella música de funeral, parecía un entierro y luego mi estupidez me esclavizó; pensé que te amaba pero ahora estoy clara: no es cierto, me engañas. Tengo que reconocer que te consideraba un estúpido amante, perdón un excelente objeto sexual, pero he descubierto otro hombre de mejor físico...Te extraña...Sí es perfecto, mucho más joven y varonil, ocho veces sin sacar, tú ni dos...Tu récord, una con mucho esfuerzo. Sí, estaba buscando un pretexto para terminar con nuestra fétida historia de amor y tú me la has facilitado.
- Pero...
-¡No!...No hay peros, todavía no he terminado. Me cansé de tus visitas los domingos a las seis justo a la hora del té, mi jefe no se fija en mí, mañana es lunes y tengo que presentarme con soluciones, la Patria me necesita; y de tus depresiones suicidas mejor ni hablar. A ratos he sentido un mal aliento de tu boca, sí, eso es terrible por eso es que últimamente abrevio los preliminares, he sentido un pequeño asco; ligero pero molesto, tu maldito snobismo. Son tus muelas podridas, tus entrañas agujereadas que dejan escapar el mal olor. Sí me cansé de tu visita de los martes, porque tú vienes solo domingos y martes, los martes largos y aburridos. Soy abnegada merezco el cielo, te subes sobre mí con la misma prepotencia de un jinete de competencia, movimientos bruscos, gemidos de idiota, luego el cigarrillo y te vas, regresas el domingo y después el martes y así..¡No más! ¡No! Los sábados te instalas en ese café..330, así es como se llama, sí, política pura política, reunión de hombres solos, hombres aburridos, la política es prohibida para las delicadas mujeres, no se ve del todo bien, no es de muchachas decentes, mentiroso vas a levantar mujeres desprevenidas, muchachas de sociedad según tu balanza; todas lo hacemos, bueno, entre los treinta y los cuarenta, primero tenemos asco y después ya damos asco, pero en esos diez años nos damos gusto...¿verdad? Te desprecio y quiero que te marches con tu frágil muchachita casadera de ojos verdes y de buena cuna. ¡Vete de aquí tímido animal!
- Me sorprende tu elocuencia impulsiva y punzante. Tu problema no es el amor, es la felicidad y según tu última novela nada tienen que ver lo uno con lo otro. Tú te has hastiado de mí. Mi dulce escritora, mi compañera, tú eres mi compañera la perfecta amante. Sí, perfecta. No necesitamos estas escenas propias de un largo y aburrido matrimonio, no nos une un título firmado delante de toda una sociedad que ríe entre sus manos de los males comunes; sin títulos no hay saturaciones, no habría amantes, no existiríamos, dos de ellos, solo dos más de ellos. No necesitamos un divorcio, no necesitas suspirar de puro alivio; ¡ah! Un suspiro después de un vulgar desahogo natural, el divorcio es un desahogo y el matrimonio, vulgar. No, no necesitamos más que decir: esto no cuaja, adiós mi amor. Dejemos las vulgaridades. Solo los pobres y los estúpidos y uno que otro "very rich" se dan el lujo de aparecer vulgares. Despojémonos de nuestro egoísmo, somos dos aves libres ¡Volemos a otro nido! Nuevas y frescas ilusiones. Lo nuevo es bello, la carne fresca, nada como alguien nuevo. Ya te has dado cuenta que nuestros últimos besos son más ruidosos, los labios juntos hacia fuera y un gran ruido sin pasión, los primeros eran submarinos profundos sucios y succionadores, esto, mi amor, tiene solución: me voy y listo...Te amo.
El salió con paso super fino y ella se quedó con su mística sonrisa de demente, titubeó por un momento y tiró la puerta. Los esquizofrénicos días del mes le habían llegado puntualmente. Sus ojos húmedos estaban más verdes que nunca. Si existe un Dios que Él se encargue de castigarle, pensó con la parte herida y sangrante de su corazoncito. ¡Ah!, en aquellos días la humanidad siempre ha perdido sus más grandes e importantes batallas. El distintivo femenino en su máxima expresión.
- Llegó la visita. –Gritó su alma o sus tripas, ese algo que lleva ahí dentro y que a veces le recuerda que todavía existe.
Mi estupidez es mayúscula, mis celos me traicionaron, yo sé que le gustan los ojos verdes tanto como a mí la mermelada de naranja, yo solo sospeché que se había acostado con otra, yo solo tenté a la verdad, yo no sabía nada, mentí nadie lo vio. Yo le amo, estos hombres infieles son persistentes, de hecho unos genios en el arte de la conquista. Sí, te amo. Cómo se podría pedir a un toro de lidia que no muera en la arena. Cómo puedo pretender que se fije solo en mí, que me haga el amor solo a mí, cómo contener tremenda vitalidad de amante. Me descuidé y la celé con un fantasma, luego resultó que era verdad. No tiene importancia, lo amo. Ahora no tiene remedio, lo delaté, siempre fui discreta, nunca pensé en voz alta, Dios mío estos días son terribles, mi cuerpo se vuelve indócil. Ya sé lo que pasó: en estos días rechazo mi cuerpo como una reacción de auto-castigo al no poder satisfacer decorosamente sus necesidades masculinas; ahí está la explicación a mi estúpido comportamiento; ahora ya no tiene importancia, él se marchó, se asustó con mi desorientada necesidad de poseerlo con la seguridad de una mujer casada. No importa la traición, lo que me molesta es esa libertad para hacerlo, eso no pasa en el matrimonio; al menos yo siempre me sentí culpable o lo intentaba, de cualquier manera mi esposo me abandonó, pero ese abandono fue por culpa de mi esterilidad, yo siempre creí que el estéril era él y traté de demostrárselo al tratar de embarazarme de otro hombre, nunca lo conseguí; por lo menos saqué en claro que la infértil en verdad era yo y que mi frigidez no era generalizada con todos los hombres. Ahora me gusta la libertad, eso no quiere que no lo ame, al contrario lo adoro. Sí, se fue, no importa. ¡Viva la libertad! ¡Mil veces amada! ¡Mil veces liberada! ¡Otra vez libre! ¡Otro hombre! ¡Otro amor otro amo!
Lloró con la cara hundida en la almohada hasta que se durmió, pensó que moriría de muerte natural, ya que de amor no sería. Se dejó envolver en el mundo de sus novelas, de sus libros. Eso era lo que en realidad le importaba, ese era su verdadero mundo, lo demás era circunstancia no existía si ella así lo quería. El no volvería nunca más, sola con sus cuentos de in-Dios vagos, sola con su demencia de libertad, sola con sus suicidios consecutivos y progresivos. Ella frente a su imagen, rompiendo los espejos del mundo, destruyendo su insignificante imagen humana, ella y sus pastillas para los nervios, para descansar, para cerrar los ojos, para ya no pensar, para no amar, para vivir en paz. Los dulces que de niña le llenaban la boca, le provocaban dolor de estómago, le manchaban la cara, eran pequeños de colores como estas pastillas. La mano llena de estos dioses que quitan los sufrimientos de los humanos. Todos a una vez dentro de la boca representando un beso de despedida, apasionado beso con ella misma. Su último dolor de estómago. Sin amor, con una terrible soledad, una incomodidad tragar todas ellas a la vez sin un sorbo de agua, dolorosa experiencia, la próxima vez lo haría con un vaso de leche para evitar el sabor amargo, la acidez. Una oración final, un arrepentimiento de sus únicos pecados, todos de ellos de orden sexual, todos aquellos a causa del único y verdadero amor que conoció: sucio y apasionado por lo tanto humano. Su última posición: de rodillas, boca arriba, boca abajo, de lado, todas muy vulgares para compaginar con su belleza, tomando un baño. Sí, un baño purificador.
Una corta y fría carta de despedida: Adiós, te amo mucho mi adorado Carlos. El culpable no eres tú, son mis lánguidos ojos verdes y mi alergia a las sábanas blancas. Tuya, sólo tuya, tu último amor, tu Estela María. Me olvidaba del canario, cuídalo por favor, él merece vivir y tú también mi amor. Ahora si me despido...Adiós, me voy con un a-Dios indolente y descastado.