- VENDICTA Y ACTO FINAL



El último año todos los dioses se vengaron de mi. Ellos me habían complacido, durante los pasados diecisiete años, todos mis deseos, absolutamente todos y a mis treinta y nueve años la vindicta final llego, las circunstancias se alinean y ordenadamente esperan para tomar forma de monstruos y atacarme despiadadamente con clara intención de destruirme. Mi educada y sofisticada intuición ha dejado de acertar correctamente, siempre confié en ella y me ha llevado del éxito al fracasó y cobardemente se ha metido en las madrigueras que en algún lugar de mi mente existen y ahora convive con las ratas de mi vida, que desde el fondo de sus redondos ojos sonríen al mundo.
No estoy de acuerdo con el diagnostico del DR W.W. Dyer sobre mi caso, el parte del hecho de que el estado de mi vida refleja mi estado mental, de ahí el diagnostico se debería concretar a un solo punto. Ya que mi mente es un gran espacio vacío y silencioso, sin la capacidad de emitir sonidos, sin pensamientos valederos. Mi vida, yo, es, soy, un gran vacío.
Klara aparece un buen día en mi vida con una carta que dice: "Vuelve a empezar" y la idea me seduce. Me habla de mi cansancio crónico, del abandono del triunfo, de mis errores, de la quiebra de mis negocios, de las traiciones, de las ilusiones que se apagan, del dolor, de mis esfuerzos ignorados, de la ingratitud, de la incomprensión, y concluye diciendo: "Aunque todo parezca nada vuelve ha empezar". Solo quiero decirte que puedes contar conmigo siempre...y su firma. Un par de meses después , descubro que es una trascripción de una tarjeta comprada en Hallmark.
Manuela me hace llegar un libro por mi cumpleaños con una dedicatoria que me hace sentir un hombre bueno y desea que el libro me ayude a superar estos momentos difíciles de la vida . El libro esta dedicado a Michael Jackson " Cuyas letras, música y amor nos recuerda que sólo dando sobrevivimos". También me informa que ha encontrado el amor de su vida, un amor platónico por cierto, para proteger mi integridad espiritual.
Juana cariñosamente me envía otro libro titulado "El poder del pensamiento" y me pide que medite sobre su contenido. Pocos días después me introduce al Dr. W.W. Dyer y en cinco sesiones, muy costosas por cierto, emite el diagnostico...Locura terminal.
De pronto me dan ganas de ti (Seven Lines), qué sed, qué angustia y escribo:
"Por tus pequeños pechos
pierdo el sueño.
Por lo demás:
te juro, doy mi vida."
Mirando el yeso de mi pierna la vuelvo a recordar, mientras leo las líneas que escribió en su visita al hospital. "Dos historias paralelas, sin un zenit común , pedirte que seas mío (¿?), con tus pensamientos, tus emociones, tus desesperos, tus ansias, con tu "querer" hacer las cosas, ser única en tu vida, en tus amaneceres, anocheceres, única en tus difíciles jornadas, utopía tan grande como aquella zanja provocada por un caudaloso río arrastrado por una corriente eterna...Vacío, desesperación, soledad, celos, amargura, vuelvo al mismo punto de donde partí".
Me encontraron (Carlos), mi cadáver, en pose fetal, desnudo y bien muerto. Contagiado de toxoplasmosis , de tanto gato que comí durante mi vida. Finalmente he muerto en forma definitivamente muerta.